miércoles, 26 de septiembre de 2012

Verdes

Desde hace mucho los ando buscando. Creo que desde que conocí la codicia de Gustavo Adolfo Bequer me ha dado la curiosidad. No niego que he pensado que los he encontrado, no muchas veces. Es que son tan místicos que no se sabe si están tremendamente vivos o completamente inertes. Creo que lo que Bequer y yo hemos buscado son como los cenotes. Con ese mismo color imposible de confundir, reflejan ambas, una completa quietud y paz, un insondable y profundisimo silencio y al mismo tiempo una vida interminable, ecosistemas completos dentro de ellos. La vida y la inercia en un solo par.

Unos ojos verdes son los que he buscado. Y he tenido varios contemplando mi mirar tratando de buscar esa chispa que uno se detiene a contemplar cuando ve un acto natural incomparable. Pero no lo son. Y han habido decenas de otras maravillas naturales. Una piernas eternas con olor a dulzura y juventud, un pelo negro que solo puedo describir como un fuego ardiente que arde de color negro rojizo a contra luz del sol, aunque solo lo vi de noche; unos labios carnosos como fruta fresca y sabor a tequila, unos pechos como la misma geografía de la tierra que me llevaban a noches volcánicas y pasiones verdes y sin saber. También hubo sonrisas perversas, malvadas que de tanto mal hacían sentir bien, hubo voces sexys, como canto de ángeles que murmullaban mientras gritaban a la vez. Hubo caracteres fuertes que obligaban a doblegar voluntades, un perfume dulce, atrayente, intoxicante y encantador. Existieron también galaxias enteras dibujadas en un cielo completamente claro y blanco, lienzo suave y delicioso en una espalda maravillosa que enseñaba un mundo de constelaciones en pecas de un cuerpo divino sin límite y sin poderse olvidar.

Pero siempre me quede pensando en esos ojos verdes. Son tan complejos que, al tratar de imaginarmelos, siempre terminan por escaparse de mi mente como un espejismo que al acercarse uno este se aleja hasta desaparecer. Es como pensar en un sabor que uno nunca ha probado. Sé que existen y están por ahí, seguramente no son para mi, ni lo serán, pero quiero por lo menos una vez, en un momento verlos y poder escribir de ellos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario