miércoles, 29 de mayo de 2013

Bumper stickers


                Recorriendo en coche una ciudad puede uno verdaderamente tomarle el pulso a esta. Tomando como ejemplos la Ciudad de México y Cancun pues uno puede ver las variaciones. Los taxistas y los trasportes públicos en general son los normales coágulos de sangre en cualquier torrente sanguíneo de tráfico en la ciudad. Pero donde verdaderamente uno puede saber el nivel de cordialidad y estrés de una ciudad es en las benditas señoras con camioneta o SPCC (la P prefiero no expandir concepto por respeto mínimo a quienes se identifiquen). En el DF. El riesgo de manejar junto a uno de estos especímenes esta entre la fatalidad y Fast and the Furious. Verdaderamente Hollywood se queda corto con las vueltas continuas hacia la izquierda que las susodichas féminas inauguran a cada paso. No con esto quiero sonar a racista o generalizador. No puedo concluir que toda la comunidad pobre afro americana tienda a la vagancia y el crimen, pero en definitiva hay un sector que se especializa en el crimen. En esta categoría me muevo yo para denominar a las SPCC’s, no todas los son pero las que lo son, lo son con ganas.

                La cosa en Cancun está mucho más pausada y taimada. El sector es pequeño si lo ponemos junto al sector de México. Pero para la estadística poblacional son un numero respetable. Mas por que las señoras con camioneta están concentradas en un área de nivel socioeconómico medio/medio-alto/Alto/familia de político Yucateco. Y dado a que la primera parte de Cancun o el sector 1 que envuelve en su mayoría a los estratos mencionados esta rumbo a mi preciado trabajo, uno nota más los comportamientos de las SPCC’s. Preciso hoy mismo iba yo ocupándome de mis asuntos, manejando al más puro estilo cancunense (sin poner las luces de cambio de carril) mientras deleitaba a mi fiel público (las dos cucarachas que residen en mi camioneta) con mi interpretación de “Doctor Psiquiatra” de Gloria Trevi, cuando de la nada apareció una SPCC. A simple vista no parecen una amenaza, pero solo falta que un vehículo este inconvenientemente adelante e inconvenientemente lento para ellas cuando repentinamente de la nada arrojan sus casi dos toneladas de metal (en ocasiones otra media tonelada de piel) hacia mi pobre zapatito blanco que conduzco sin pena alguna. Uno verdaderamente se vuelve un as del volante a dos de solicitar aplicación para transito con los constantes volantazos que las susodichas provocan en uno.

                Lo que me admiro más de esta SPCC en particular fue lo que note en la parte trasera de su Ecosport que, de haber tenido yo menor habilidad, probablemente hubiera visto de mucho más cerca. Un Bumper sticker, o estampa pa no verme pocho, del símbolo de OHM. Que tiene un significado que no recuerdo, pero hasta donde se es la onomatopeya de un rezo de las religiones budistas y tibetanas. Según entiendo este bumper sticker significa que practicas dichas religiones y que ostentas con orgullo el escudo del yoga, la meditación y eventualmente la iluminación personal. Del lado opuesto del automóvil había otro bumper sticker del equipo de futbol de Guadalajara. Y por último había una insignia que decía baby on board por detrás del cristal. Y así, Pum. De la nada había ya reconocido tres cosas de esta SPCC sin siquiera haberle visto a la cara.

                Estadísticamente hablando por la edad relativa a la vista y su insignia hablamos de una madre soltera. Inmediatamente después supe que estaba divorciada porque es una SPCC que le va al chivas y dudo que haya hombre que se respete que pueda vivir con una pambolera que le vaya al equipo más odiado por el 50% de los mexicanos y  despreciado por el otro 50%, es decir es tibia y no toma una posición definitiva en la vida. Por otro lado es una mujer de clase media por lo compacto de la camioneta y por las gastadas orillas de los asientos para bebes, además de que la vuelta que dio para sacarme del camino llevaba a una escuela particular, pero no particularmente cara. Sabia también que tiene issues de carácter por su veneración a la meditación y su mentada de madre via claxon que me aventó cuando trataba de esquivarla para salvaguardar mi vida. Obvia rabia contenida que ahoga en un mar de creencias, dogmas y ejercicios que le hacen pensar que es una mejor persona de lo que se considera y lo que las evidencias prueban. En fin, con tres cosas que puso como calcomanías en la parte trasera de su auto, inmediatamente me forma un prejuicio, un prejuicio que quiere que la gente se forme con ella.

                Lo que la suástica hizo en la edad media y en 1939, la cruz por los últimos 1700 años, el ying y el yang hizo por 900 dinastías y la serpiente que rodea un báculo ha hecho por los últimos 500 años hoy podemos obtenerlo de Hello Kitty en miniatura colgada de un collar. Los símbolos han sido tan importantes para el hombre durante milenios. Y hoy tenemos el acceso a predefinirnos de manera casi natural por las cosas que adjudicamos como nuestros símbolos de creencias. Sera que están importante para el hombre definirse dentro de un grupo de otros hombres? Acaso el escudo que 11 tipos pateando un balón lleven en sus pechos o sus espaldas son tan importantes  que puede definir una rivalidad innata con un completo desconocido? A qué grado dejaremos que nuestro avatar en Facebook proyecte quiénes somos? O si twitteamos o facebookeamos puede definir cultura, raza, estado financiero o deseabilidad sexual? Que símbolo podríamos inventar que no nos cerque en un grupo y simplemente defina lo que somos, por lo que somos y no por lo que nos hacen creer que creemos?

No existe un símbolo solamente para Cole?

It is what it is...

1 comentario:

  1. Me divertí mucho con tu relato, eres un gran conductor de la narrativa y tus volantazos hacia las mujeres en esta ocasión sean perdonados. Un abrazo.

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