jueves, 25 de julio de 2013

Bella

Una vez desperté a una visión supra terrenal. Una mañana desde adentro de mis adentros se delineaba una figura junto a mi. una curva casi perfecta que subía como colina y bajaba de nuevo para desembocar en un ángel con alas y cuernos de demonio. La tinta negra recién retocada me decía que la figura de esta mujer había decidido marcarse por siempre con mi amor. Seguro había otras razones que no tenían nada que ver conmigo, pero esa es mi versión favorita de la historia.

La figura mas hacia arriba tenia praderas enormes, blancas, llenas de constelaciones de los signos zodiacales de todo el amor que se puede sentir. A lo lejos en un montículo alcanzaba a ver una estrella, la que mas me gustaba. La que mas brillaba en las noches y conservaba el brillo en las mañanas como si no hubiera sol que pudiera opacarla.

Esta insensata mujer tenia la desfachatez de continuar la magia al frente de este terreno de estrellas. Desembocaba toda esta maravilla en un cuello delgado y divino, como escultura que con el tiempo se volvió historia y misterio.

Para acabar de condenarme, su barbilla con un pequeño hoyuelo y la quijada delgada y definida me hacia pensar que verdaderamente un creador superior tomo su tiempo para darle la figura necesaria para mi. Cruel destino también le dio los dos ojos negros que se volvían noche sin luciérnagas eterna.

No conforme, su risa. Es como un abismo que se abre para jalar y absorber el corazón. Seguramente todos los amaneceres se inspiraban en su despertar para poder nacer. Cuando se dice que el universo es personal y uno lo crea, me parece que no cabe tanta inspiración para formar la figura eterna de esta fémina.

Y se hace llamar Karla.

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