lunes, 13 de junio de 2011

Café...

It is what it is...
Desde muy joven tuve una aventura apasionada y loca con el suave aroma y sabor del Café. Bastó el recuerdo de un café colombiano procesado cien por ciento por Nestle para iniciar la aventura. Tomé café de los 13 a los 23 años maso menos. Eramos dos amantes asiduos y fieles. Bueno, en su mayor parte por que tenía yo relaciones constantes con la coca cola.
Un mal día llegó cuando mi excesivo amor por esta bebida y los genes malformados que mi madre me dejó en herencia, hicieron que mi estomago desarrollara una gastritis infame. A los 23 tuvimos que separarnos definitivamente y, aunque mi necedad nos hizo tratar de reencontrarnos en algunas ocasiones, yo no volví la vista atrás. Sin embargo, ese olor fuerte y a la vez dulce de su vapor escapando por los contenedores de Starbucks siempre me traen un delicioso recuerdo de ese dulce e intenso romance.
Conocí entonces hace un par de años a una mujer. Una mujer que tuve la desdicha de acercarme en un pequeño abrazo  tardío de cumpleaños y percibí su olor. Un olor dulce y fuerte, herbal pero artificial a la vez. Sentí la imparable necesidad de oler mas su aroma, de percibir su sabor. Aunque ya sabía desde el principio que era igual de mortal que el café la probé. A penas sorbos de si me dejaron extasiado y con ese deseo que no se ha marchado de volver a tomar café.
Y ayer... Decidí dejar de tomar café... aunque cerca de mi acecha su aroma...

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